SEGURIDAD ALIMENTARIA 

Contexto

  • La seguridad alimentaria en el hogar se entiende como el acceso seguro y permanente de los hogares a alimentos suficientes en cantidad y calidad, para una vida sana y activa.
  • Persisten determinantes estructurales que impiden que los hogares tengan el acceso suficiente, adecuado y de calidad a los alimentos necesarios para una vida saludable y activa de todos sus integrantes.
  • El modelo de desarrollo centrado en el crecimiento económico que beneficia a grandes corporaciones (ex­plotación minera, siembra de agrocombustibles y cultivo de semillas genéticamente modificadas, etc.) deja de lado la visión alimentaria necesaria para avanzar en la garantía del derecho humano a la alimentación adecuada
  • Esta situación se refleja en el incremento del hambre, la malnutrición y las diferentes expresiones de discriminación y ex­clusión social, en buena parte del territorio colombiano, incluyendo Bogotá y Cundinamarca.

 

Problemática

  • En Colombia, de acuerdo a la ENSIN 2015, existe una prevalencia de inseguridad alimentaria en el hogar (INSAH) del 54.2%, porcentaje que posiblemente ha incrementado como consecuencia de la crisis económica por la pandemia de Covid-19. 1 de cada 2 hogares presenta inseguridad alimentaria en Colombia.
  • Para el caso de Bogotá y Cundinamarca el porcentaje de prevalencia está por debajo del promedio nacional. Sin embargo, en Bogotá se evidencia un incremento significativo al pasar del 40.1% al 50.2%. Esto puede estar relacionado con el flujo migratorio (interno y externo) de población que recibe la capital del país. 
  • Se ha evidenciado también una relación entre la INSAH y factores como la falta de recursos económicos, el desplazamiento forzoso, hogares con jefatura femenina, la falta de una vivienda digna y de redes de apoyo vecinales o familiares.
  • La disponibilidad de ingresos, también influye de manera directa en la garantía del DHAA, pues el acceso a los alimentos puede ser físico o eco­nómico. El Informe Especial COVID-19 No. 3 de la CEPAL advierte que la pérdida de ingresos afecta sobre todo a las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad que, por lo general, tienen empleos informales bajo condiciones de escasez, residen en zonas periféricas, pertenecen a grupos étnicos históricamente excluidos (indígenas y afrodescendientes), presentan alguna discapacidad o son migrantes, habitantes de calle, micro y pequeños empre­sarios y mujeres en situación de empleo precario. 

Solución

  • La pandemia demostró que son posibles las formas de producción, distribu­ción y consumo de alimentos saludables y sustentables, en las que la revalorización del campesino, y la construcción de un sistema agroalimentario territorializado y de circuitos cortos de comercialización sean prioridad, pues su fortalecimiento supone beneficios sociales, ambientales y para la salud.
  • Las acciones de las comunidades pueden transformar el sistema agroalimentario cuando gestionan solidariamente cadenas de suministro para garantizar el derecho a la alimenta­ción de toda la población, especialmente de aquellos a quienes se les ha vulnerado; cuando sus propias prácticas alimentarias son conscientes y emprenden acciones que los vinculan activamente en la gestión de sus alimentos.
  • La YMCA de Bogotá y Cundinamarca está convencida de que es el momento de pasar de ser consumidores a ser ciudadanos alimentarios. La ciudadanía alimen­taria puede fomentar acciones colectivas que permitan a las personas ejercer ciudadanía con fundamento sus elecciones alimentarias y evidenciar la urgencia de un sistema agroalimentario propio y sostenible.
  • Una excelente herramienta para este fin es la agricultura urbana, periurbana y de pequeña escala, que ha despertado el interés de numerosas familias confinadas en sus hogares por ser un medio para promover una alimentación saludable y sustentable. Esta práctica también ha señalado la importancia de autogestionar los ali­mentos para garantizar su disponibilidad y acceso, adoptar una dieta más responsable y apropiar una cosmovisión sostenible para el planeta.

“El mayor cambio que necesitamos hacer, es el del consumo a la producción, aunque                                           a pequeña escala y en nuestros propios jardines.  Si tan solo el 10% de nosotros hiciese                              esto, habría suficiente para todos”.

                                                                                                                                                                          Bill Mollison

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