UNA REFLEXIÓN DE RECONCILIACIÓN PARA LA REPARACIÓN

«SABER QUÉ PUEDO HACER ALGO DIFERENTE A UN DAÑO ME HACE SENTIR BIEN»

¿Conoces la pelicula UP, UNA AVENTURA DE ALTURA? ¿No sabes de qué se trata? Es uno  de los mejores largometrajes animado de Disney Pixar. Cuenta la historia un hombre mayor que, animado por el ímpetu de un niño, se embarca en un viaje que le devuelve la ilusión de vivir.

La película revela cómo la conexión que surge entre los adultos mayores y los jóvenes es mágica. Esa conexión la estamos experimentando en la YMCA desde el 2017, año en que iniciamos un  proceso de acercamiento de jóvenes que hacen parte del sistema de justicia juvenil y el Centro de Protección al Adulto Mayor.

Este es el testimonio de uno de los jóvenes:

… “ Saber qué puedo hacer algo diferente a un daño me hace sentir bien, estar con los abuelos me llena de experiencia, ellos son aquí los sabios y con sus historias lo único que han logrado es hacerme crecer como persona. Y, más allá de lo que pueda ayudar, siento que son ellos quienes me están haciendo crecer, me reflejan a mi familia y jamás pensaría que una persona cercana a mi estuviera en el abandono  y en el olvido. Ir y compartir con ellos me permite reflexionar y convencerme de que volvería a estar cerca de ellos sin necesidad de haber cometido una acción de daño a los demás…”

En el proceso de atención, la importancia de vincular a los participantes a acciones de reparación, ayuda a entender que cualquier toma de decisión lleva consigo una consecuencia. Esta iniciativa nace como un escenario a través del cual los participantes realizan acciones para apoyar a los adultos mayores en su cotidianidad.

En lo corrido del proceso, hemos identificado los resultados que tiene esta conexión, no solo en el ejercicio de ayuda y reparación. Hemos encontrado que este acercamiento ha permitido a los adolescentes y jóvenes una mirada frente a su realidad y la de los otros, que los sensibiliza. La estrategia ha generado mucho más que un simple acompañamiento y estar con el abuelo, se ha convertido en un espacio de intercambio intergeneracional que los adolescentes y jóvenes catalogan como “experiencia y sabiduría para la vida”.

La asistencia al Centro de Protección, es para nuestros participantes una experiencia gratificante que les retroalimenta en su ejercicio de vida, que les permite confrontarse y pensar en las consecuencias de sus acciones. Ha sido una experiencia que más allá del aporte reparativo en el marco legal y judicial, conlleva a cambios de vida y creer en la posibilidad de actuar y transformar, visionando que cuentan con una oportunidad que no pueden dejar pasar.

El proceso reflexivo juega un papel fundamental en la reparación, y se convierte en relevante cuando los adolescentes y jóvenes logran entender que estar alejados de la ilegalidad parte de la capacidad de pensar en sí mismos, en los otros y de esta forma apoyar la construcción de una nueva comunidad.